Uno de los trastornos del sueño más frecuentes es el insomnio, problema serio e insidioso en su naturaleza, que puede resultar grave, pues, instalado en el tiempo, cosa que sucede en la mayoría de los casos, se convierte en un círculo vicioso cuyo funcionamiento es como sigue:
algo impide el descanso, lo que hace que de día haya malestar y se rinda menos, esto deriva en más problemas que, a su vez, dificultan más todavía el dormir a la noche siguiente. Si esto se repite insistentemente, el individuo pasa a engrosar la larga lista de insomnes, en los que acaba por predominar un sentimiento de impotencia y desesperación.
El insomnio consiste en la dificultad para iniciar o mantener el sueño. El individuo que lo padece, al acostarse, directamente no puede conciliar el sueño, o bien, tras lograrlo, y en un momento dado de la noche, se despierta y ya no lo recupera, o si lo hace, se le interrumpe frecuentemente, durmiendo mal.
Un insuficiente sueño reparador también es considerado como insomnio. Es decir, el sujeto duerme una cantidad razonable de tiempo, pero tiene la sensación abrumadora de no haber descansado.
Dormir y soñar van de la mano. Es más: el soñar, es el guardián del dormir, es su garantía.
Una de las más importantes y complejas manifestaciones del inconsciente humano, es el sueño. Un sueño es una producción disfrazada y condensada, que toma la forma de una historia, con una lógica particular que parece absurda. A veces pone en juego elementos del día anterior, aunque el hilo argumental en su conjunto, resulta extraño al pensamiento diurno del soñante. Los sueños se pueden interpretar en el marco de una terapia psicoanalítica, pues en su tejido aparentemente caótico, el sujeto que los sueña está totalmente implicado. Están motivados por sus emociones, sentimientos o preocupaciones. Al iniciarse un sueño se produce una elaboración inconsciente, un trabajo de la vida psíquica, paralelo al descanso físico que la persona necesita.
Elaboración que se resuelve en un fin siempre transparente, una meta clara: la realización alucinada de un deseo del durmiente. Alucinada porque es “en sueños” solamente, que se realiza este deseo. Pero de esta manera, queda satisfecha momentaneamente, una inquietud del sujeto.
El tratamiento psicoanalítico efectúa este trabajo de “traducción” de las imágenes oníricas, dándoles un sentido, e interpreta la realización del deseo en juego.